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Mi experiencia como mujer en tecnología

En Febrero se conmemoró el día de la mujer y la niña en la ciencia, y estamos arrancando el mes en que conmemoramos los derechos de la mujer. En ese contexto, se nos ocurrió contar un poco cómo es la vida profesional de una mujer en tecnología en Medallia, y ésa es la intención de este post.

Entrevistándome

La historia empieza allá por noviembre del 2017. Cuando estaba haciendo el proceso de entrevistas para entrar a Medallia, tuve una de mis entrevistas técnicas con Luciana Dubiau. Si bien ya había tenido una entrevista técnica en otra empresa con una mujer (donde siendo sincera, no me sentí demasiado cómoda, pero es una historia para otro día), fue la primera vez que me encontré en la vida real con una referente técnica. Con énfasis en la “a”, porque referentes técnicos ya había tenido un montón. Me tomó bastante por sorpresa y me predispuso de otra manera para la entrevista, en el buen sentido. Salí de la entrevista pensando “¡yo quiero ser como ella!”. 

Me parece algo sumamente significativo que las mujeres que se entrevistan acá se encuentren con otras mujeres del otro lado. Siento que esto refleja la cultura que tenemos, y deja muy en claro que acá fomentamos la diversidad y que respetamos todas las opiniones.

Mis primeros meses

Tuve la suerte de entrar en el equipo donde Lu era líder técnica, que fue otra experiencia reveladora. Ver a una mujer tomando decisiones técnicas y siendo referente de tantas cosas, no es algo que pase todos los días. Y de la misma forma empecé a sentir que yo también podía hacer todas esas cosas.

Empecé a meterme en un montón de cuestiones técnicas que no conocía mucho y me interesaban, porque tenía un equipo que me lo permitía. Por ejemplo, empecé a involucrarme en el manejo de Cassandra, una base de datos no relacional de tipo columnar que usamos en mi equipo. Me sorprendió a mí misma que me den ese lugar de “maintainer” de la base, pero con el tiempo lo fui manejando cada vez mejor. Esto llevó a que con el tiempo, quedara como única responsable de Cassandra. Y me lo tomé como un desafío y con mucho entusiasmo.

Las personas que me conocen también saben que soy muy entusiasta de Scala. Un día en una conversación con mi buddy (la persona encargada de ayudarte en tus primeros meses) se me ocurrió que sería muy útil tener un lugar para hablar sobre eso, discutir cuestiones técnicas, compartir conocimiento, y así surgió el channel de #scala-coders en el slack de Medallia. Con mi equipo ya somos habitués de las Meetups de Scala que se hacen cada tanto. 

Otra cuestión técnica con la que me involucré un montón es Akka. Para l@s que no conocen, Akka es un toolkit para implementar el modelo de actores y facilitar la construcción de sistemas concurrentes, distribuidos, tolerantes a fallas y de alta disponibilidad. Se puede usar en Scala, Java, .NET, y seguramente otros (adivinen en qué lo uso yo). Este toolkit yo lo había usado en un trabajo anterior, y acá hice un curso que me ayudó a profundizar un montón de cosas. Un día decidí armar un training para el equipo, con bastante miedo, porque no me considero experta ni mucho menos. ¡Y fue muy bien recibido! Tanto que terminé dando una charla bastante parecida en la FemIT 2018.

Algunos obstáculos

Claro que no todo fue tan fácil como suena. Hoy puedo decir que estoy en una posición en la cual me siento valorada, respetada, escuchada, pero no siempre fue así.

Tuve que luchar por ganarme el lugar que tengo en el equipo ahora y que mis opiniones tengan peso. Múltiples veces me pasó que me interrumpan en reuniones (cosa que le sucede a tod@s, pero estadísticamente pasa más con mujeres) o ignoren mis comentarios. O en lugar de ignorarlos, atribuirlos a alguno de mis compañeros varones. Me pasó de tener que aclarar el puesto y la experiencia que tengo porque algún compañero nuevo asumia que era intern, sin conocerme. Me pasó de decir algo y ser ignorada, pero que un compañero varón diga lo mismo y tod@s lo escuchen a él. 

Por ejemplo, una vez me encontré explicando el mismo concepto en tres ocasiones diferentes, pero mis compañer@s recién lo entendieron cuando un compañero varón lo explicó. Esta situación luego la hablé con una persona que me preguntó: “¿por qué te genera tanta frustración que no te escuchen?”, como si el problema fuera mío.

En otra ocasión, una persona que recién entraba a la empresa me expresó que no entendía por qué era un problema para mí que haya pocas mujeres en sistemas. “Las mujeres no estudian sistemas porque no les gusta”. Nada más alejado de la realidad, por supuesto. Lo más interesante de esta historia es que, como dije, era alguien que recién entraba a la empresa. Luego de unos meses ya trabajando acá, y de haber pasado por el onboarding cultural, esas conversaciones ya no se dieron más. E incluso empecé a percibir de esta persona un interés genuino al respecto.

Situaciones como éstas ya no me suceden con tanta frecuencia. Y cuando suceden, siempre existe la posibilidad de charlarlo en el equipo. Por otro lado, también me he sorprendido del reconocimiento que he tenido en algunos momentos. Por ejemplo: que me inviten a calls con clientes, ser responsable de diferentes proyectos, que otros equipos me contacten por ser referente de tal cosa. Me invitaron a hablar en la ECI cuando apenas tenía unos meses en la empresa como Software Engineer I, sólo por el interés que me despertaba la temática a tratar.

Pero hay que aclarar que pertenezco al equipo de ingeniería con más mujeres en Medallia, por lo cual mi experiencia y mis oportunidades son muy privilegiadas, y puede que no se vean reflejadas en el resto de mis compañeras.

Closing the loop

Hace algunos meses se me presentó la posibilidad de empezar yo a entrevistar a candidat@s para Medallia. Siendo sincera, enfrenté la idea bastante aterrada. Pero como siempre, me encontré con personas que confiaban más en mí que yo misma. Y tengo que admitir que desde entonces, la experiencia me trajo muchas satisfacciones.

Es muy gratificante sentir que estás haciendo una diferencia en la experiencia de otra persona (y más si estamos hablando de una situación tan estresante como una entrevista). La mejor sensación del mundo la tuve cuando terminada una entrevista, la chica que entrevisté me dijo que ella se pone muy nerviosa en entrevistas, y me agradeció porque yo la había hecho sentir muy cómoda. Quizás que una chica te entreviste no haga la diferencia para todo el mundo, pero si la hace para algunas personas, con eso me alcanza.

También tuve una experiencia desalentadora. Una vez haciendo una entrevista supervisada por un compañero como parte de mi entrenamiento, me tocó entrevistar a una persona que no quería interactuar conmigo para nada. No me escuchaba, ignoraba mi feedback, hablaba por encima mío, y le hacía preguntas a mi compañero (que estaba sentado callado) en vez de a mí. Por suerte, esto lo hablé con recruiting y fueron muy comprensiv@s, y la persona finalmente no entró. 

Por último, también estoy involucrada en el programa de internships como mentora (en el cual tenemos un 46% de representación femenina). Esto lo veo como otra oportunidad enorme para hacer la diferencia y tener un impacto en la vida de otra persona, y agradezco poder ser parte de ello. Es un honor participar en la formación de las generaciones futuras de ingenier@s, y sumar mi granito de arena para reducir cada vez más la brecha de género.

The big picture

En conclusión, sé que a veces no es fácil ser una mujer en esta industria. La sociedad en general te pone muchas trabas, y aún se sigue encasillando a l@s profesionales de sistemas en un montón de estereotipos que no son ciertos. Creo que es nuestro trabajo como mujeres en sistemas desafiar esas creencias y demostrar que nosotras también podemos. Desde mi propia experiencia, puedo decir que a pesar de todos los obstáculos, sigo eligiendo esta profesión.

Otro punto importante a trabajar es la falta de información, que hace que muchas chicas ni siquiera se planteen esta carrera como una opción. Una vez en una clase que di para chicas de secundaria, les pregunté qué era lo que más les llamaba la atención de la informática. A lo que todas me respondieron: “no sé”. Necesitamos hacer llegar la información necesaria a todos lados, para que las chicas puedan tomar una decisión informada sobre su futuro.

Creo que estamos yendo en la dirección correcta, pero aún hay mucho camino por recorrer. Sólo les quiero decir a tod@s l@s que recién estén arrancando este camino, que por cada persona que les ponga un obstáculo en su camino, van a encontrar otra que l@s quiera ayudar. 

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Medallia Argentina Diversity Team